Marc López se encuentra en el Mutua Madrid Open. La situación ha cambiado. Por primera vez en cuatro años, no aterriza como el flamante entrenador de Rafa Nadal. Tras la retirada del mallorquín, poco ha tardado en embarcarse en un nuevo proyecto. Se encuentra en una etapa nueva, forjando la carrera de Jasmine Paolini. La italiana es la actual número seis del mundo, después de que el año pasado alcanzara dos finales de Grand Slam. Esta nueva dupla vive en Madrid su segundo torneo juntos.
El catalán ha pasado por los micrófonos de Feli’s Room, el podcast dirigido por Feliciano López, director del torneo. Se conocen desde hace mucho. Apenas un año de diferencia entre ellos, y una relación que se remonta a casi tres décadas atrás, cuando se enfrentaron con once años en Alicante. Aquella vez, la suerte cayó del lado de Marc. Desde entonces han compartido pista, viajes y circuitos. Una amistad que perdura en el tiempo. En el podcast ha dado su particular visión de una carrera muy exitosa, pero quizás menos habitual o con menos titulares. Un gran jugador que no consiguió grandes éxitos en la modalidad individual y que deslumbró en el dobles. Vayamos desde el principio.
Los inicios en el tenis profesional los vivieron Feli y Marc codo con codo. Los comienzos son una etapa de la que, a veces, no se habla tanto y a la que no se le da mucha importancia, pero tanto Feli como Marc han querido resaltar lo fundamental que es en el desarrollo del tenista y cómo se debe afrontar. Marc reconoce que se le atragantó por momentos: “Es muy duro, es complicado, hay que intentar que pase lo más rápido posible, pero a mí me costó mucho. Estuve ahí varios años. Cuando eres muy joven te enfrentas a gente muy experimentada y que tiene mucho nivel. Aunque tuve algún resultado bueno en torneos ATP, la realidad es que fue una barrera que me costó mucho. Por momentos fue más mental que de juego. Creo que el nivel lo tenía, pero la barrera del top 100 se me hizo grande. Tengo esa espinita clavada.”
Sin embargo, el que después fuera campeón olímpico en Río 2016 no mira atrás con decepción: “Es injusto mirar atrás y juzgar los errores con los ojos de hoy. Es más, las equivocaciones sirven mucho para aprender y tomar decisiones después. Ahora, en mi época de entrenador, el hecho de haberme equivocado en algún momento de mi carrera hace que pueda ayudar a mejorar a otros.”
De hecho, le da la vuelta a la tortilla: “La realidad es que, sin ese ‘fracaso’ en individuales, es probable que no hubiera vivido ni la mitad de la mitad de lo que he podido vivir. He ganado en dobles cosas que jamás podría haber imaginado, y además he tenido la suerte de hacerlo junto a mis mejores amigos: Rafa, Marcel, tú…”
Marc ha querido contar también cómo fue su comienzo en el dobles: “En 2009 yo estaba pensando en la retirada, era un momento difícil para mí. En aquel entonces Rafa jugaba los dobles con Tomeu Salvá, pero unos meses antes Tomeu se había retirado y Nadal estaba buscando compañero para jugar. Somos muy amigos y me preguntó si quería; le dije que por supuesto, y nos plantamos en Doha en nuestro primer torneo juntos y ganamos, derrotando a los número uno del mundo en la final. Para mí supuso una luz en un momento de oscuridad. Yo, en la época júnior, sabía que se me daba bien el dobles; de hecho, gané Roland Garros y la Orange Bowl con Tommy Robredo, pero en ese momento vi una vía en la que poder desarrollar mi carrera. En 2010 dejé el individual por completo y me centré en el dobles. Se ha visto que fue una gran decisión.”
Tras cuatro años con Granollers, Marc formó pareja con Feli. La dupla López-López no pasó desapercibida. Fue todo un éxito en pista, pero más allá de los logros, ambos reconocen lo mucho que se ayudaron fuera de ella. La clave del entorno sale una vez más a la luz: “Podría haber salido fatal”, señala entre risas Feliciano, a lo que añade ya más serio: “Más allá de jugar juntos, el hecho de viajar durante tres años por todo el mundo contigo, para mí fue clave”, reconoce Feli. “Al final, tener un amigo con el que estar muchas horas facilita mucho los viajes, las comidas, los entrenamientos… El entorno es clave, y estar contigo a mí me ayudó muchísimo también a nivel individual”, ha reconocido Feli.
Marc López es la enésima comprobación de que los caminos del tenis son inexcrutables. Si no, ¿quién le iba a decir al ganador de un Grand Slam, de un oro olímpico y de unas ATP Finals que su ‘gran fracaso’ a nivel individual sería la puerta a su mayor éxito profesional?