Joao Fonseca tiene solo 18 años, pero del brasileño se puede decir sin temor a equivocarse que ya es una estrella del tenis. No.65 del ranking ATP, la gran joya del tenis mundial aterriza en la capital española dispuesto a seguir escribiendo su propio camino. Sin distracciones, sin comparaciones, pero con una ambición y unas expectativas a la altura de los grandes.
Aunque su nombre ya se barruntaba en los vestuarios del tenis desde hacía tiempo, su irrupción en el circuito profesional en este inicio de 2025 ha superado cualquier expectativa. En el Open de Australia superó la fase previa y tumbó en la primera ronda a Andrey Rublev en un auténtico partidazo; unas semanas después levantó en Buenos Aires el primer título ATP de su carrera con apenas 18 años; y recientemente en Miami demostró una conexión con la grada de la que pueden presumir muy pocos tenistas. A todo eso hay que añadir dos títulos del circuito Challenger y un ascenso en el ranking que no para: empezó el año en el puesto 145 y con un par de victorias se quedará a las puertas del top 50.
“Mi fortaleza es lo mental y la derecha. Yo miro a mis amigos en Brasil y soy el único que tiene trabajo ya. Digo que es un trabajo porque viajo todo el año, pero en realidad disfruto mucho del tenis. Tengo la mentalidad de disfrutar y aprender cosas nuevas”, dice el tenista brasileño en la Caja Mágica, donde el año pasado alcanzó la segunda ronda tras recibir una invitación por parte del torneo.
En la edición del Mutua Madrid Open 2025, Fonseca debutará este jueves en el cuadro principal y su rival será el danés Elmer Moller, No.114 del ranking ATP y procedente de la previa. Puede parecer extraño que un partido entre los números 65 y 114 de la clasificación mundial se celebre en el Estadio Manolo Santana, el más grande, el más importante, pero los que conozcan a Fonseca seguro que lo entienden a la perfección: el brasileño es puro show y pega a la pelota a una intensidad pocas veces vista antes.
“Creo que es algo natural. Desde pequeño me gustaba atacar la pelota y hacer golpes ganadores. Cuando tenía 11 o 12 años, no dejaba pasar una pelota por nada. Tiraba muchas a la red y fui cogiendo más consistencia. Pero sigo pensando igual. Es mi esencia y no voy a parar. En los puntos importantes voy a seguir peloteando duro. Es algo mío, personal”, anuncia el tenista, un aviso a todos sus rivales, empezando por Moller. Si gana al danés, el brasileño se citará nada menos que con el estadounidense Tommy Paul, undécimo cabeza de serie en la Caja Mágica.
Fonseca es el líder de la nueva generación, esa que intentará poner en aprietos a los Carlos Alcaraz, Jannik Sinner, Holger Rune y compañía. Y, además, es una bendición para el tenis brasileño, que espera todavía por su siguiente gran estrella después de Gustavo Kuerten. Sin embargo, Fonseca prefiere no escuchar el nombre del triple Roland Garros. Cada vez que se lo mencionan, siente la presión. Y es que la sombra de Guga es muy alargada.
“Cuando dicen que voy a ser el próximo Guga, no me gustan mucho las comparaciones. Cada uno tiene su propia historia y puede ganar cosas distintas. Yo no quiero ser el próximo Guga, quiero ser Joao Fonseca. Espero poder hacer algo como lo que hizo, pero trabajo para crear mi propia historia”. Dicho queda.