21 ABRIL
4 MAYO
2025

21 ABRIL - 4 MAYO 2025

Nadal concede otro deseo a Madrid

El recibimiento del Estadio Manolo Santana fue el preludio de una tarde especial. Bajo una ovación cerrada a la altura de su leyenda, la pista principal del Mutua Madrid Open acogió a Rafael Nadal con el arma más poderosa: una inmensa demostración de cariño en primera persona. Con la cubierta cerrada por las lluvias, el ambiente multiplicó su efecto sobre la tierra batida. ‘¡Rafa!, ¡Rafa!, ¡Rafa!’ bramaba el graderío, repleto de banderas con su nombre y aficionados de todas las generaciones, unidos en su admiración por el máximo campeón histórico del torneo.

La respuesta sobre la arcilla, como no pudo ser de otra forma, estuvo a la altura del espectáculo.

En la última participación de su carrera en la Caja Mágica, el antiguo No. 1 mundial atravesó una prueba de fe. El recuerdo del partido entregado una semana atrás en Barcelona no detuvo las fuerzas de Nadal, capaz de resistirle la mirada por 7-6(6), 6-3 al australiano Alex de Miñaur, uno de los 10 primeros favoritos del cuadro y uno de los mejores jugadores del año. Por encima del resultado, uno de los más brillantes en los últimos dos años, el valor del partido estuvo en el precio a pagar sobre el polvo de ladrillo.

El mallorquín se sumergió en una prueba de resistencia ante el australiano, uno de los mayores obstáculos tácticos imaginables en este momento. La velocidad de piernas del No. 11 del mundo, capaz de estirar del primero al último de los intercambios, apareció como una pared ante las manos del español. Lejos de amilanarse por la dimensión del reto, Nadal se lanzó con el espíritu de antaño a la conquista del partido.

“Ha sido una tarde increíble”, reconoció el español tras completar un partido de valor incalculable. “Jugar aquí en Madrid con esta gente para mí es una sensación única. Volver a vivir una tarde así significa muchísimo. Solo puedo agradecerles a todos hacerme sentir de esta manera, lo he disfrutado mucho”.

Que Rafa optaría a la victoria quedó claro desde los primeros puntos. El español arrebató el primer turno al resto y pilotó el marcador antes de romper a sudar, marcando una diferencia con el partido de una semana atrás en Barcelona. Lejos del laberinto de dejadas que lo atrapó en la Ciudad Condal, Nadal planteó el choque desde un intercambio de golpes directo, aceptando el ritmo de pelotas del australiano para competirle el resultado. Así, en una primera manga de ida y vuelta, el balear remó con furia hasta el desempate. Una muerte súbita donde aceptó la desaparición de un 6-2 hasta atrapar con tesón su quinta pelota de set.

El dominio parcial del marcador no sació el hambre del campeón, que volvió a golpear a su rival en el nacimiento de la segunda manga. Con el cuerpo ya caliente, y apoyado por el aliento del público, Nadal nunca permitió a De Miñaur volver a igualar el duelo, reteniendo con inteligencia una ventaja que lo encumbró hasta la victoria.

“He alcanzado un buen nivel de tenis, creo que he hecho cosas positivas”, reconoció con satisfacción. “Estoy muy feliz por haber podido ser competitivo ante un gran jugador como Alex. El ambiente ha sido una locura y no puedo agradecer lo suficiente el cariño a los aficionados”.

Un ambiente de agradecimiento acompañó a Nadal en su camino a los vestuarios, cerrando una tarde de emociones a flor de piel en la capital española. Con una de las victorias más vibrantes que se recuerdan, el mallorquín subrayó una de las señas de identidad que lo han acompañado a lo largo de su trayectoria: una infinitiva capacidad de desafiar la lógica y sorprender a quienes le observan.

Por encima de todo, Nadal abrió las puertas de una nueva oportunidad. La de seguir curtiendo el cuerpo con minutos de competición y el alma con las sensaciones que lo llevaron a la cima. Este lunes, con una ciudad entera a la espalda, el balear medirá sus golpes ante el argentino Pedro Cachín. Una cita imperdible en los interiores de la Caja Mágica

En Madrid, donde Nadal escribe un epílogo a su leyenda, la pluma volvió a entrar en el tintero.