Una sonrisa permanente acompaña a Carlos Alcaraz en la Caja Mágica, donde un año atrás deleitó a la afición española conquistando un título inolvidable. El murciano llega al Mutua Madrid Open convertido en una de las principales figuras del circuito, un icono del deporte español y, mirando al futuro inmediato, en un candidato de oro para intentar revalidar el trono en el Estadio Manolo Santana.
En mitad de una temporada formidable, Alcaraz aterriza en Madrid con un balance de 23-2 en 2023, decidido a extender su dominio a la tierra batida. Tras proteger su corona en el ATP 500 de Barcelona, la posibilidad de ampliar su legado en el ATP Masters 1000 nacional queda ya al alcance de sus manos.
“Físicamente me encuentro bien, estoy al 100%”, reconoció Alcaraz antes de competir en la Caja Mágica. “Tengo muchas ganas de empezar en Madrid. Con el nivel que he mostrado en Barcelona ganando el título llegó aquí con mucha confianza. Todos sabemos que en Madrid no es fácil adaptarse, pero tenemos unos días antes de debutar. Tengo muchísimas ganas”.
Un año atrás, el murciano escribió una historia que hizo temblar los cimientos del circuito. Con un tenis valiente y decidido, sus triunfos sobre Rafael Nadal, Novak Djokovic y Alexander Zverev le permitieron escalar hasta la copa con una fuerza pocas veces vista en el vestuario. En esta ocasión, la ausencia de mallorquín y serbio no relajará el ímpetu del murciano.
“Cuando no están los mejores quizá es un poco más fácil. Pero aquí todos los jugadores son muy buenos, tienen un nivel muy alto”, advirtió. “Cada jugador puede ganar el título. No nos confiamos por las grandes bajas y es una pena no poder disfrutar de ellos en vivo. No me siento favorito ni nada, siempre vamos partido a partido”.
En cualquier rincón de Madrid, el sentimiento es el mismo. Aficionados coreando el nombre de Carlos en las canchas de entrenamiento, ríos de seguidores buscando los golpes del vigente campeón y un sentimiento de pasión por un joven de 19 años llamado a escribir el futuro del deporte. Una realidad que no abruma a Carlos, agradecido por todo el cariño recibido.
“No me lo tomo como presión, sino directamente al revés”, explicó. “Para mí es una motivación. Es un placer ver tanta gente, me gusta jugar delante de tanto público y más en España. Es una motivación muy grande. Nuestra intención es disfrutar dentro de pista y también hacer disfrutar. Cuando logro disfrutar en pista sale mi mejor versión”.
“Mi estilo de juego es muy alegre, de hacer cosas distintas. La sonrisa me sale de dentro cuando estoy disfrutando. Junto a mi equipo, cuando en el partido llevo un momento de cabreo, hacemos alguna broma para sacarme una sonrisa y cambiar mi perspectiva de ver el partido”.
Ese nivel de juego estelar puede llevar a Carlos a un reto descomunal en Madrid. Solamente Rafael Nadal consiguió revalidar un título sobre la arcilla de la Caja Mágica, un horizonte que Alcaraz se encarga de relativizar con una naturalidad que asombra.
“Cuando vamos a cada torneo pensamos que lo podemos ganar y vamos a intentar ganarlo. Pero si no lo hacemos para mí no sería un fracaso”, indicó. “Salir del torneo pensando que he fracasado tendría más que ver con el nivel que he mostrado o del nivel de actitud, para mí eso lo más importante. Si de cabeza estoy bien y juego a buen nivel, no lo tomaría como fracaso”.
La capital de España vibra con el regreso de un jugador diferente, capaz de levantar al graderío con sus icónicas dejadas, una movilidad de otro planeta o una dureza en la derecha que impresiona desde la distancia corta. Un chico que ha vuelto cada año a Madrid convertido en un deportista con mayores cimientos.
“Mi juego no ha cambiado mucho en este último año. Ha sido un tiempo en el que vivido momentos muy buenos y otros regulares. He cogido experiencia de todos esos momentos. La diferencia del Carlos del año pasado a este es la madurez y la experiencia”, explicó Carlos, que tendría asegurado su regreso al No. 1 mundial en caso de proteger el título.
Apenas a unos metros del Estadio Manolo Santana, donde un año atrás se ganó el corazón del público, Alcaraz irradia felicidad por los cuatro costados.